viernes, 17 de diciembre de 2010

Imagia 3

Capítulo 3

Esa mañana Mary no se detuvo ni un momento a descansar, era una de esas fechas en que todo se junta y tiene que ser solucionado de una sola vez. A las 14:30 hrs. de la tarde pudo sentarse con tranquilidad, tomó un poco de agua y decidió ir a almorzar. Pero sonó su anexo por un problema en una de las cajas. A las 16:00 hrs. Miró su reloj nuevamente "Dios, el almuerzo con mi mamá" tomó sus cosas para salir corriendo y sonó nuevamente el anexo. "¿Por qué hoy?"
-Diga – respondió apresurada
-Srta. Mary, el gerente desea hablar con Usted.
-¿A esta hora?
-¿Disculpe?
-No nada, voy a su oficina.
-¿Acaso usted no sabe?
-¿No se qué?

A las 22:00 Mary llegaba devuelta en  bus desde una ciudad vecina, el gerente estaba de gira y caprichosamente llamó a la tesorera para que la acompañara en su viaje de negocios por esa tarde, en el fondo era una gran oportunidad para Mary, pero, no logró llegar a casa de su madre a almorzar y eso la hacía sentir decepcionada de si misma.
Cuando bajó del bus prendió su celular, inevitablemente mostró gran cantidad de mensajes y llamadas perdidas todas de su madre, pospuso su descanso y decidió visitarla, solo se demoraría veinte minutos en llegar.

Aunque por extraño que le pareciera tenía la sensación de que algo la observó todo el camino.

A solo unos pasos de la casa de Sofía, Mary se detuvo bruscamente al ver al mismo harapiento que le golpeó la ventanilla esa mañana cruzaba la calle hacia la casa de su madre. "¡Qué coincidencia!". Mary apuró el paso mientras miraba que el hombre cruzaba el jardín y golpeaba la puerta, y como nunca Sofía abrió la puerta casi de inmediato. Mientras compartían palabras Mary entraba corriendo al jardín.
-Ey, ¿Qué hace aquí? – le gritó, todos sus instintos protectores se activaban fácilmente cuando estaba cerca de su familia.
-Tranquila hija – le interrumpió suavemente su madre – solo está pidiendo un poco de pan.

El hombre miró a Mary, aún tenía las vendas en la cara y sus ojos brillaron cuando se acercaban al amuleto, -Sólo un poco de pan señora – dijo con una voz grave y profunda que hicieron que a Mary se le pararan los pelos.

-¡Ya! – Dijo Sofía después de una incómoda pausa – voy a buscar algo para darle a este pobre hombre mientras tu Mary lo acompañas un ratito aquí.

Mary no alcanzó a protestar cuando Sofía ya había entrado, entonces lo miró de reojo y se fijó que aún le buscaba el amuleto con la mirada. Incómoda, Mary se puso las manos sobre el pecho y giró levemente su cuerpo.

-Usted – le dijo Mary – me asustó hoy en la mañana.
-Él va a venir a Usted hoy - le contesto ignorándola.
-¿Qué?
-Querrá tener la llave,  pero si se la entrega... Yo mismo les mataré.
-¡¿De qué rayos esta hablando?! – Mary estaba ofuscada – ¡usted está loco!

El harapiento dio media vuelta y camino hasta salir del jardín. "Bicho raro".

Cuando desapareció de la vista de Mary, Sofía salía con un bol con comida y miró confundida el aire entre Mary y el jardín.

-¿Qué le dijiste?
-¡Nada!, es un tipo raro, además creo que me estaba siguiendo desde esta mañana.
-Ay hija, no seas paranoica, mucho trabajo te está haciendo mal a la cabeza.
-A propósito de trabajo, siento no haber venido a almorzar hoy – dijo mirando el suelo como una niña nerviosa – se que era importante para ti.
-Debería serlo para ti Mary… también era tu padre.

Mary la miro con los ojos abiertos e inclinando su cuerpo hacia atrás.

-No seas injusta ¡no he olvidado que es mi papá! – Respondió molesta – si no pude venir fue por el trabajo,

Sofía la miró serena, luego arrugó la frente ideando una solución.

-¿Mañana es sábado verdad?
-Sí, mamá, ¿Por qué? - Le respondió extrañada.
-Eso significa que no trabajas.
-Tienes razón, no trabajo.
-Entonces mañana iremos a tu departamento, y espero que cocines algo rico para almorzar – dijo apoyando su puño derecho sobre la cadera mientras hablaba sonriente - así celebraremos el cumpleaños de tu padre en tu casa, no es la primera vez que se corren las fechas en ese tipo de ocasiones.
-Me parece bien – le respondió un tanto sonriente-. Los espero mañana en casa… ahora debo irme, estoy cansada y voy a prepararme para tener energías, ¿te parece?
-Me parece, nos vemos mañana.

Mary se retiró con una sensación de tranquilidad, estaba agradecida que su madre tuviera una personalidad dócil. Había olvidado su capacidad para solucionar conflictos.

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