viernes, 17 de diciembre de 2010

Imagia 8

Capítulo 8


Pasaron toda la tarde insistiendo en la comisaría, pero no les hicieron caso, debían pasar más de 48 horas después de la supuesta desaparición para que comenzaran la búsqueda.
-Que otra prueba quiere más que la de mi palabra – discutía Sofía con un oficial – mi hija habló conmigo por celular, ¡escuché su voz!
“¿tendrá su hija problemas psicológicos?” “¿drogas?” “¿comportamientos extraños?” después de todo tipo de insinuaciones Sofía se aburrió, lleno un formulario y tomó un taxi y se fue a casa rabiando por un sistema que no valía los impuestos pagados.

En el camino no se le ocurría nada que hacer, hubiese buscado a Mary pero no sabía donde, y si era un secuestro ¿Por qué? No tenían una fortuna, y el dinero que había ganado su marido pronto desaparecería, ¿Cómo pagarían un rescate? no encontraba una razón para que a su pobre hija le sucediera algo así.

Mientras viajaban a casa intentó recordar las últimas palabras de Mary. Algo no le pareció  coherente, mientras hablaba con Mary claramente estaba corriendo, pero le decía que estaba atrapada. "¿Atrapada dentro de que?" Y era extraño que Mary no la escuchara a ella, ¿pero el hombre si la escuchó?
En eso mientras casi llegando a su casa vio a un hombre con los mismos harapos caminando extrañamente. Pidió al chofer que se detuviera y bajo corriendo hacia él.

Cuando se acercó lo suficiente supo que no era el mismo, este era mucho mas pequeño y delgado además caminaba encorvado, pero extrañamente tenía las mismas vendas en la cara. El hombrecillo caminaba mirando de un lado al otro con una sonrisa nerviosa, parecía ser un perturbado, leía un papel que traía en la mano y murmuraba cosas que Sofía no alcanzaba a escuchar a esa distancia.

Se devolvió al taxi y como estaban tan cerca de casa le pagó al chofer para caminar desde ahí hasta la casa, mientras se acercaban pasaron casi al lado del extraño hombrecillo, intrigada Sofía puso atención a los murmullos que emitía.

-Blanca y negro a fuera, blanca y negro afuera – repetía tan concentrado en su mundo que ni siquiera se dio cuenta que ellos pasaron a su lado.

Le adelantaron varios pasos y llegaron a su casa, " ¿blanca y negro afuera? Es solo otro loquito de la calle" sacó las llaves y abrió con dos giros la reja negra de su casa, cruzaron el jardín mientras buscaba las llaves de la puerta principal que con un diseño de tallado se veía perfecto con la fachada muy bien detallada color blanco. "¿Blanca y negro afuera? ¡Un momento! ¡Habla de mi casa!"

Se giró rápidamente para mirar a la calle, y allí estaba el hombrecito, había subido el tono y con una voz aguda y desafinada gritaba - ¡Blanca y negro afuera! ¡Blanca y negro afuera! Y se abalanzó corriendo hacia ellos a una velocidad increíble.

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